“Ni todo lo nuevo es bueno, ni todo lo viejo es malo.” (Dicho popular)
La novedad y la tradición, suelen traer aparejadas experiencias. El cambalache, según la Real Academia Española, alude a un cambio, a un canje, a una permuta de objetos distintos entre sí, de valor relativo. Hasta puede tener un significado peyorativo. Es una palabra derivada del latín que expresa el intercambio de una cosa por otra.
El argentino, músico y compositor, Enrique Santos Discépolo (1901-1951) compuso en 1934 el conocido tango “Cambalache.” Su letra denuncia una versatilidad social con su problemática, aún vigente. Menciona personajes relevantes como Napoleón y San Martín, al sacerdote italiano Don Bosco y al famoso estafador ucraniano Stravisky. Además, no olvida al mafioso argentino don Cicho y al boxeador italiano Carnera. Tiene presente el válido argumento de la sabiduría popular: “Mezcladas andan las cosas: junto a las ortigas nacen las rosas.”
La primera frase de ese tango es contundente: “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé.” Inmortaliza que en todos los tiempos hubo y habrá desilusiones. Además, como parte del mensaje recuerda el refrán que dice: “Abre el ojo, y te ahorraras enojo.” Esa advertencia vale siempre en la vida y más aún frente a cualquier cambalache.