“El amor y la tos no pueden ocultarse.”
Así se denomina a la tos convulsa, convulsiva o ferina, que es una infección de las vías respiratorias causada por una bacteria, de fácil contagio. Su manifestación es incontrolable, seca y violenta, y con la inhalación de aire produce un silbido.
Los niños como los adultos, de cualquier edad, se ven afectados. Sabia es la recomendación: “más vale prevenir que curar.” La prevención está en vacunarse. Su tratamiento temprano es beneficioso, al igual que la consulta a un facultativo, que suele recetar antibióticos. Las complicaciones, si las hay, se dan con una posible neumonía, deshidratación o adelgazamiento llamativo.
La sabiduría popular sentencia: “Una tos que se hace añeja puede costarte la pelleja.” Pelleja o pellejo, en el lenguaje coloquial, se refiere a la vida. Si la tos persiste se ha de consultar al médico. Es evidente que, a pesar de un tratamiento adecuado, la inmunización no es de por vida. De ahí que es “mejor sudar, que toser y tiritar,” en especial si se instala en nosotros el coqueluche