“Las armas las carga el diablo.” (Refrán)
Ese dicho popular advierte accidentes, en referencia a los aparatos de fuego. Son artefactos de imprevistos efectos, tanto para la caza como para la defensa. El arcabuz se inventó en el siglo XIII, para uso de los soldados de infantería.
En la actualidad, la descarga eléctrica de un instrumento de electrochoque inmoviliza a su destinatario. Las pistolas taser, sin ser letales, producen un efecto paralizante. Entonces, bien cabe el refrán: “Más vale prevenir que curar.”
Sólo las instituciones estatales, en nuestro medio, pueden adquirirlas para la protección de los ciudadanos. Es un tema polémico. La Organización de Naciones Unidas dio su disconformidad en cuanto al uso abusivo de las mismas, como elemento de tortura. Ese argumento exige un protocolo preciso y claro, para no tergiversar la finalidad de su empleo.
El filósofo latino Cicerón (aC106 - 43 aC) aconseja: “Si queremos gozar la paz, debemos velar bien las armas; si deponemos las armas no tendremos jamás paz.” Si de armas se trata, también lo son las pistolas taser.