“La medicina sólo puede curar las enfermedades curables.” (Proverbio chino.)
El mosquito “Aedes aegypti” propaga la enfermedad viral llamada “dengue.” Palabra que deriva de un dialecto africano en alusión a un repentino estremecimiento corporal. La contaminación se da por la picadura de un insecto que succionó la sangre infectada de alguien. El contagio nunca procede de una persona a otra.
Sus efectos leves son parecidos a los de la gripe. Su manifestación grave se da con fiebre hemorrágica y sangrado interno, que puede afectar el miocardio y el hígado. El dicho popular es elocuente: “Más vale prevenir que curar.”
La prevención consiste en higienizar recipientes y desechar el agua acumulada en ellos o en otros lugares. Ahí es donde nacen las larvas, posibles trasmisores de infecciones. No hay un tratamiento previo ni una vacuna protectora. A quien ha caído enfermo se le recomienda beber mucha agua, no auto medicarse y someterse a un control médico.
El filósofo chino Lao Tzu, (siglo VI antes de Cristo) recuerda: “La salud es la mayor posesión. La alegría es el mayor tesoro. La confianza es el mayor amigo.” Éstas son algunas de las tantas motivaciones que ayudan a ser feliz y a eludir males como el dengue.
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