“Apis melífera” es la denominación científica de la abeja
productora de miel, conocida como
doméstica o europea. Entre ellas hay tres categorías: la reina, las obreras y los zánganos.
Karl R. von Frisch se
abocó al estudios del comportamiento animal en lo individual y grupal, su
organización. En 1973 obtuvo el premio Nobel de Medicina y Fisiología, que compartió con Konrad Lorenz y Nikolaas
Tinbergen.
En una colmena, el 85 % son obreras y un 15
% son zánganos. Estos propician la fecundación de la reina que es la única fértil.
Ella deposita los huevos fecundados en celdas hexagonales y en línea horizontal, construidas por las obreras que segregaron cera y
conformaron el panal. No obstante de ser
ellas hembras infecundas, crían las
larvas, recolectan néctar y acumulan polen para alimentarlas.
Las destinadas a ser reinas son nutridas con jalea real y subsisten en celdas de mayor tamaño, alineadas
verticalmente. Las abejas reinas permanecen en la colmena .Sólo una de
ellas sale cuando constituyen un nuevo enjambre.
Su promedio de vida, como máximo, es de tres años y él de las obreras es de
tres meses.
Al descubrir un lugar florido se comunican entre sí para indicar la orientación, el lugar
y su
distancia. Este lenguaje se lo conoce como la danza de las abejas porque realizan movimientos
vibratorios. Las flores rojas no son de su preferencia, no distinguen ese color pero sí el amarillo, el azul, el verde, el morado y el anaranjado.
En el lapso de un cuarto
de hora, una abeja puede volar 5 kilómetros
y agitar sus alas unas
1.800 veces. Son sensibles a las bajas temperatura: si es inferior a 10
grados no vuelan y si es superior a los
20 grados se atreven a salir de la
colmena.
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