Algunas personas se parecen entre sí por su fisonomía. De ahí la afirmación comparativa: “igualitos como
dos gotas de agua.”
La Real Academia Española
denomina “sosia a la persona cuyo parecido con
otra la hace viva imagen de ella.”
En Berlín solían confundir a un destacado
banquero con Otto von Bismarck.
(1815-1898) Éste fue apodado el
“Canciller de Hierro” y reconocido como el
fundador del Estado Alemán Moderno.
El Conde Ioannis Kapodistrias (1776-1831) fue el primer jefe de estado de Grecia independiente. Ante el rumor de un inminente atentado, ubicaron a un campesino con aspecto
similar para que en determinadas circunstancias
apareciera en público. Fue así como lo ultimaron
confundiéndolo con el verdadero jefe de estado. El destino quiso que éste tuviera el mismo final que su
doble, en el año 1831.
El Almirante Sir Charles Madden, hacía gala de su
parecido con el Rey
Jorge V de Inglaterra (1865-1936)
En el año 1925 los habitantes de Paris se alborotaron al creer ver de incognito, como un simple operario, al emperador
alemán Guillermo II (1859-1941)
nacido en Berlín e hijo de la princesa Victoria de Inglaterra y
del Príncipe Federico de Prusia.
Un jubilado e ignoto ciudadano francés, era
confundido por su fisonomía con Albert Lebrun (1871-1950) el último presidente de la Tercera República
francesa durante el período 1932-1940.
Un empleado del
Tesoro de Inglaterra tenía una notable similitud corporal con Sir
Winston Churchill (1874-1965)
En el aeropuerto
de Lisboa (1943), al abordar un avión hacia Londres, fue detectado por agentes
secretos quienes lo confundieron con el estadista del Reino Unido. Dato que fue
reportado al alto mando militar de Berlín. Un comando aéreo alemán derribó el avión y
perecieron sus pasajeros.
Los personajes mencionados,
como otros, tuvieron su parecido entre sí pero, no fueron iguales. ¿Por suerte
o por desgracia?
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