“El que no se detiene, llega.” (Refrán)
Una capa, como vestido se usa sobre la ropa, para resguardo de las inclemencias del tiempo o parte de un uniforme. Una espada, como arma de combate, es emblema de valentía y dominio. La literatura la considera como un símbolo de heroísmo, justicia y poder. La ropa denota el estilo personal, las preferencias y la identidad de cada uno. Aunque un refrán advierte: “Las apariencias engañan.”
En Europa, durante el siglo XVII, ambos atuendos formaban parte del ropaje de los caballeros que iban a la guerra. Ese vestuario fortalecía la convicción de vencer al enemigo, aunando esfuerzos ante el desafío. El éxito consistía en no rendirse ante las dificultades, pues era vencer o morir. Anna Pavlova (1881- 1931) primera bailarina del Ballet imperial ruso, aconseja: "Seguir, sin detenerse, un objetivo: ese es el secreto del éxito".
La constancia es una virtud, cuyo mérito está en no renunciar ante las dificultades. El filósofo Lucio Séneca (4 a.C-65 d.C) llamado el joven, para distinguirlo de su padre, perdura entre nosotros por su frase: “Persevera y triunfaras.” Recomendación vigente que invita a conseguir lo propuesto a capa y espada.