sábado, 22 de diciembre de 2012

¿Por suerte o por desgracia?



Algunas personas se parecen entre sí por su fisonomía. De ahí  la afirmación comparativa: “igualitos como dos gotas de agua.”


La Real Academia Española  denomina “sosia a la persona cuyo parecido con otra la hace viva imagen de ella.”
En Berlín solían confundir  a un  destacado banquero con Otto von Bismarck. (1815-1898) Éste fue apodado el “Canciller de Hierro” y reconocido como el  fundador del Estado Alemán Moderno.

El Conde Ioannis  Kapodistrias (1776-1831)  fue el primer jefe de estado de  Grecia independiente. Ante el rumor de  un inminente  atentado, ubicaron a un campesino con aspecto similar para que  en determinadas circunstancias apareciera en público.  Fue así como lo ultimaron confundiéndolo con el verdadero jefe de estado. El destino  quiso que éste tuviera el mismo final que su doble, en el año 1831.

El  Almirante Sir Charles Madden, hacía gala de su parecido con  el  Rey Jorge V de Inglaterra (1865-1936)
En el año 1925 los habitantes de Paris se alborotaron al  creer ver de incognito,   como un simple operario,  al emperador alemán  Guillermo II  (1859-1941)  nacido en Berlín  e  hijo de la princesa Victoria de Inglaterra y del Príncipe Federico de  Prusia.

Un  jubilado e ignoto ciudadano francés, era confundido por su fisonomía con Albert  Lebrun (1871-1950)  el último presidente de la Tercera República francesa durante  el período 1932-1940.  
Un  empleado del Tesoro de Inglaterra tenía una notable similitud corporal con  Sir Winston  Churchill (1874-1965)

En el aeropuerto de Lisboa (1943), al abordar un avión hacia Londres, fue detectado por agentes secretos quienes lo confundieron con el estadista del Reino Unido. Dato que fue reportado al alto mando militar de Berlín.  Un comando aéreo alemán derribó el avión y perecieron  sus pasajeros. 

Los personajes mencionados, como otros, tuvieron su parecido entre sí pero, no fueron iguales. ¿Por suerte o por desgracia?