Ese dicho alude a un daño sufrido y su temor por una nueva agresión. La culebra es un reptil clasificado en el rango de las víboras. El escritor español Baltasar Gracián (1601-1658) tiene una mirada interesante cuando afirma: “Las serpientes son las maestras de toda sagacidad: ellas nos muestran el camino de la prudencia.”
La palabra culebra es de origen latino y apunta a la serpiente. Su diminutivo, en la Argentina, designa la enfermedad viral causada por el herpes zóster. Es una erupción cutánea punzante, pero no contagiosa. Su propagación en la piel es similar al sinuoso trayecto de una víbora. La creencia popular, sin fundamento científico, indica que el paciente morirá si el sarpullido se cierra en un redondel. Su tratamiento consiste en fármacos antivirales recetados. Suele durar entre 3 y 5 semanas.
En adultos mayores de 50 años, que tengan el sistema inmunológico debilitado, se aconseja su vacunación. Señala la sabiduría popular: “Más vale prevenir que curar.” La presencia de esta imprevista erupción epidérmica atemoriza, al igual que un reptil o culebra. De ahí que se la se denominada culebrilla.
