“Genio y figura hasta la sepultura.”
En París, en la década de 1880, se comienza a denominar de ese modo al depósito de cadáveres, donde se examinaban los motivos de su deceso. Un perito en medicina forense hace esa tarea para la inhumación, cremación o autopsia judicial.
El destacado poeta española, Federico García Lorca (1898-1936) argumenta: “Como no me he preocupado de nacer, no me preocupo de morir.” Es una motivación para desechar angustias y ennoblecer la vida. La sabiduría popular lo reafirma al decir: “Más vale morir honrado, que vivir deshonrado.”
Las religiones atestiguan otra realidad después de la muerte. Mahatma Gandhi, (1869-1948) político nacido en la India, afirma: “Si la muerte no fuera el preludio a otra vida, la vida presente sería una burla cruel.” Es una perspectiva de esperanza. Aunque, el refrán señala “La muerte es una traidora: no avisa día ni hora.”
Se escucha decir, en alusión a la miseria ajena o a quien carece de dinero, “no tiene donde caerse muerto.” También, se lo etiqueta como que “cargó con el muerto,” a alguien que sufre una situación adversa. Sea como fuere, un lugar donde se ocupan de los muertos es la morgue.