miércoles, 31 de enero de 2024

Carajo


 “Las palabras se las lleva el viento.” (Refrán)

El mencionado título denota el significado de rechazo de algo o de alguien, como también un lugar indefinido. Idea que surge del ámbito marinero, cuando los barcos eran impulsados por el viento. En el palo mayor se ubicaba el vigía, al vaivén de las olas que producían mareos. Lugar nada agradable, por su diseño incómodo y desprotegido de la ventisca y la lluvia. Eran espacios donde se cumplía con rigor el dicho: “Donde manda capitán, no manda marinero.” Al tripulante torpe o indisciplinado, se lo ordenaba trepar a ese lugar para que observara el horizonte e informara la más mínima novedad. 

Esta expresión evolucionó con el correr de los tiempos. La Real Academia Española la aceptó como expresión liberadora de tensiones emocionales, a modo de rechazo o sorpresa. Si se la emplea como insulto u ofensa conviene recordar al filósofo griego Diógenes (412 a C-323 a C) quien aclara: “El insulto deshonra a quien lo infiere, no a quien lo recibe.” El destacado poeta griego Eurípides (480 a C-406 a C) enseña: “Un hombre noble se olvida de las pasadas injurias.” 

El escrito español Francisco de Quevedo (1580-1645) argumenta: “Las palabras son como monedas, que una vale por muchas como muchas no valen por una.” El valor está en el significado que se atribuyen a los vocablos, como en este caso a la expresión carajo.