viernes, 30 de abril de 2021

Bigotes

 “El gato con grandes bigotes es buen cazador.” (Dicho popular)

En el transcurso de la historia de occidente, fue símbolo de virilidad dejarse crecer los pelos del borde superior del labio. Es una moda apreciada por algunos varones, pero no por las mujeres. Ellas se aferran a la depilación y llegado el caso a la corrección de sus trastornos hormonales.

Los ejércitos de distintos países lo exigieron como atributo de autoridad y los civiles lo adoptaron, para mostrarse más viriles. La historia recuerda que, en una época, en la República Argentina su uso fue obligatorio en el ámbito castrense. En 1831, el gobernador de Buenos Aires Juan Manuel Rosas lo exigió a su tropa, hasta que cesara la guerra contra los Unitarios. En 1832, el gobernador de Entre Ríos, el general Pascual Echagüe decretó que los jefes y oficiales debían lucirlos, como muestra de hombría militar.

El no afeitarse debajo de la nariz fue una usanza que exigió el uso de una gamuza llamada bigotera. Se la aplicaba, durante el descanso nocturno, para que mantuviera la forma y la elegancia. Una de las particulares del bigote es que se torna cano, antes que el cabello y la barba. Es de destacar que tuvo sus épocas de esplendor y de adhesión porque hubo, hay y habrá bigotes y bigotes.