jueves, 30 de junio de 2016

¿Conventos o monasterios?


“Somos aquello en lo que creemos.” (Wayne Dyer.)

Ambos términos se refieren a casas religiosas que se diferencian entre si según quienes se recluyen en ellas. En los conventos sus moradores viven en comunidad y se integran socialmente. Los monasterios suelen hallarse en zonas rurales y quienes lo habitan se aíslan para dedicarse a la oración en común, al trabajo manual e intelectual.

En occidente, a partir del siglo XIII, se arraigaron los conventos. En ellos los frailes se consagran a Dios, por el voto de pobreza renuncian a utilizar para sí del dinero, por el voto de castidad renuncian al matrimonio y por el voto de obediencia se someten a las decisiones de un superior y a las reglas de convivencia. Fue así como surgieron las distintas órdenes o congregaciones religiosas (agustinos, franciscanos, dominicos, carmelitas y otras más)

En los monasterios los monjes sustentan su vida en el silencio, en la meditación y en la oración constante, matizada por los cantos de alabanza. Los que son presididos por un abad se congregan en abadías.

El respeto de los creyentes hacia ellos es considerable, pero también la perspicacia popular certifica que “el hábito no hace al monje.”