jueves, 29 de marzo de 2012

La miel, las abejas y las flores


En la tumba de un faraón egipcio, cuya existencia data de unos 3.300 años, se halló un recipiente con miel espesa y ennegrecida que aún conservaba su pureza natural.

Las abejas son atraídas por las flores a quienes fecundizan al extraerles su polen.
Aproximadamente unas 10.000 especies de flores se extinguirían sin el concursos de las abejas y estas no podrían vivir sin ellas.


Diariamente se calcula que una abeja liba el néctar de las flores equivalente a diez veces su propio peso. Cada una de ellas produce dos kilos de miel realizando unos 37.000 viajes de ida y vuelta con el néctar succionado y depositado en el panal.

Las mariposas, los abejorros y el colibrí absorben el polen en las distintas flores que encuentran a su paso. En cambio, las abejas sólo de una clase de flor que está a su alcance, por eso la variación y determinación en el gusto de la miel.

Cada gota de miel contiene minerales de hierro, cobre, manganeso, potasio, sodio y fósforo; además proteínas y vitaminas.

La miel es considerada como uno de los alimentos más eficaces.